Extremadura, un patrimonio de sabores. Matías Macías. Presidente de la Cofradía Extremeña de Gastronomía.

En Extremadura se come. Con la mirada, con el paladar y con su historia. Su variada gastronomía invita a fundirse con los hermosos paisajes. Sus campos son los responsables de delicatessens como el jamón ibérico, los quesos, las carnes, el cava, el tomate, el pimentón de la Vera… Todos productos de primera calidad que ofrecen al mundo no sólo una gastronomía variopinta, sino también un verdadero espectáculo de texturas, sabores e historia.

La cocina de Extremadura tiene varios pilares, así lo explica Matías Macías Amado, presidente de la Cofradía Extremeña de Gastronomía. “En nuestros platos están presentes las culturas judía, árabe y cristiana. Aunque también hay mucho de la cocina de la época de la trashumancia y platos pastoriles”, cuenta Macías. Y es que en sus palabras el legado de los árabes está muy presente en recetas como: las gachas, las berenjenas en cazuela, el arrope o las albóndigas.

Disfrutar de la oferta gastronómica de Extremadura es un canto a la tierra. Su aire puro y limpio, sus ovejas merinas, las cabras, los cerdos, los quesos, todos son “estrellas de la zona”, define Macías, y es que cada alimento ha sido tratado y elaborado de forma artesanal, siguiendo las tradiciones que se han transmitido a lo largo de generaciones. Legados que cada vez están más cerca del público. “Tanto la Ruta del queso en Extremadura, como la del jamón ibérico son importantes no solo para la difusión de nuestra cocina tradicional y la de vanguardia, sino para la preservación de nuestras raíces”, agrega el presidente de la Cofradía.

La mayor parte de quesos extremeños tienen su origen en la trashumancia. Las costumbres y necesidades pastoriles dieron como resultado muchas de las recetas de estos famosos productos lácteos. Fue el sentido nómada el que creó estos quesos que se han convertido en la identidad culinaria de Extremadura.

Macías trabaja desde 2005 para conservar y rescatar los platos ancestrales de la cocina de sustento “esa que se cultiva en los huertos y se cocina en los hornos de leña”. Si algo tienen los extremeños es el gusto por la buena comida. Los restaurantes desde el más humilde hasta Atrio, en Cáceres (con dos estrellas Michelin) miman cada una de sus recetas y ofrecen al extremeño y al foráneo “un producto magnifico con una excelente preparación”.

Además de la riqueza de su cocina dos de sus ciudades más importantes, Cáceres y Mérida, son Patrimonio Mundial y capitales gastronómicas. Cáceres fue Capital Española de la Gastronomía durante 2015 y Mérida en 2016 obtuvo el título de Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica.

Desde 2014 el Gobierno de Extremadura se propuso hacer de esta región un destino gastronómico. Y con determinación y diferentes ofertas de turismo lo han ido consiguiendo poco a poco. “Se está logrando que no sólo se visiten los monumentos históricos, sino que la gente venga a comer”, recalca Macías. Y subraya “Rutas como la del queso fomentan  que la gente no sólo conozca el producto sino también  que descubra su historia y el proceso de elaboración”.

Si bien el jamón ibérico alcanza en estas tierras su máxima expresión, los quesos con denominación de origen como La Serena, La torta del Casar o el de Ibores se convierten en el “oro blanco de la zona”.

Las gachas, el cojondongo, los guisos como el carnero verde a la antigua, y las famosas migas son representantes de la gastronomía tradicional extremeña. Pero la cocina evoluciona como lo hace el humano. Y en este proceso algunos de los restaurantes más afamados como lo es Atrio presentan una oferta con los productos de siempre, pero con una vuelta de tuerca. Dentro de su menú han elaborado platos como la careta de cerdo, cigala y jugo cremoso de ave, el bocata de puré de trufa, o el carabinero con morro rebozado, y como no, arroz meloso con espárragos trigueros. Y de postre una versión de la Torta de Casar con trufa.

Los vinos no se quedan atrás. La ribera del Guadiana ofrece verdaderos tesoros enológicos. Entre sus  estrellas brilla el cava con denominación de origen. Esta región era conocida como el reino del blanco, sus vinos se destinaban a graneles y destilados, le llamaban «vino de pitarra». Pero el esfuerzo de los extremeños ha hecho que hoy cuenten con un puñado de bodegueros y viticultores que elaboran vinos excelentes que han dado lugar a la denominación de origen Ribera del Guadiana o la creación de bodegas como Pago los Balancines, Carabal, Viña Puebla y Palacio Quemado.

Extremadura ofrece, a través de su historia, su legado y sus tradiciones gastronómicas, un verdadero viaje para los sentidos.