La trashumancia en Extremadura
Los espacios de la trashumancia
Ya en el IV Milenio a.C. en las comarcas del oeste de la provincia de Cáceres se gestó una cultura pastoril, que delimitaba las encinas y zonas de pasto de sus ganados en invierno. El poder que adquirió esta cultura fue tal que perduró durante más de dos mil años, extendiéndose por la mayor parte de Europa desde el suroeste de nuestra península. En el siglo XIII, estos pastores trashumantes junto con todos los de la corona de Castilla se unieron en el Concejo de la Mesta, obteniendo, del rey Alfonso X el Sabio, el reconocimiento de sus derechos inmemoriales, para poder transitar a salvo y seguros con sus ganados por todas las partes de sus reinos, creándose así la red de vías pecuarias, a disposición de los ganaderos trashumantes que precisasen utilizarla, y que hoy en día con sus descansaderos y abrevaderos y lavaderos conforman auténticos corredores ecológicos y culturales.

La red de vías pecuarias que nacieron de estos privilegios reales perdura como un patrimonio y corredor cultural. Son bienes de dominio público, inalienables, inembargables e imprescriptibles, de los que aún se conservan más de 124.000 km, con 421.000 ha de superficie, el 1% de todo el territorio nacional. Las cañadas reales tenían 90 varas, (75 metros), cordeles de 37,5 m y las veredas de 20 m, que con las coladas, descansaderos y abrevaderos constituyen la actual red nacional de vías pecuarias. Este extraordinario patrimonio comunica entre sí todas las regiones de España.
El espacio por donde transitan en Extremadura los ganados trashumantes, es considerado como el invernadero, pues los ganados, a finales de la primavera, cuando se secan los pastos y escasea el agua en las dehesas, ascienden hacia las montañas de Castilla para regresar en otoño, cuando el frío hace imposible el pastoreo en las cumbres. Se trata de recorridos de hasta 500 y 600 km, en los que los rebaños recorren unos 20 km al día, por lo que los viajes duran más de un mes.
La trashumancia en La Serena
Desde el período de repoblación, La Serena tuvo una vocación eminentemente ganadera favorecida por dos causas: una gran extensión de pastizales en una de las rutas preferentes del ganado trashumante y la política de proteccionismo ganadero por parte del reino castellano con la institucionalización de La Mesta.

Al principio, el área se mantuvo relativamente despoblada, los maestres y comendadores de las órdenes arrendaban los pastos sobrantes a los ganaderos de las sierras, quienes, con la renta pactada, contribuían en gran manera a revalorizar estas tierras. Estos serranos mesteños estaban amparados por las leyes siempre que siguiesen sus cañadas y ajustasen los pastos con sus dueños sin hacer perjuicios, si bien después hicieron de estos derechos excesivos privilegios.
La Serena alberga, además, algunos de los rebaños que practican la llamada trashumancia inversa, cuyos dueños viven en las tierras cálidas del Sur como Campanario o Castuera, y arriendan pastos de agostada en las tierras de las sierras del norte y en invierno en fincas propiedad de la familia, sin excluir el arriendo de otras fincas que completan la alimentación invernal. A esta trashumancia en la que las distancias recorridas eran de menos de 100 km, se le llamaba trasterminancia.
La extensa red de Vías Pecuarias con que cuenta La Serena nos permite en la actualidad contar con más de 200 km de rutas señalizadas que surcan esta comarca de norte a sur y de este a oeste y que van desde el GR-115 a una amplia red de Senderos Locales (SL) y Pequeños Recorridos (PR).
La ruta de lana
En la comarca de Tajo Salor Almonte, se ha creado la Ruta de lana, ruta que hacían las lanas desde su lugar de lavado hasta el de procesado en Portugal; esta ruta transita por las cañadas y cordeles que la recorren, configurándose como un pasillo cultural cuyo punto de partida se ubica en el Lavadero de Lanas en el Monumento Natural de los Barruecos de Malpartida de Cáceres; las rutas senderistas discurren por las cañadas, cordeles, descansaderos y demás patrimonio de las vías pecuarias desde las localidades de Arroyo de la Luz, Navas de Madroño, Brozas, Villa del Rey y Alcántara hasta Covilhã, municipio portugués y centro manufacturero textil de relevancia durante los Siglos XVIII y XIX.
Esta ruta pone de manifiesto la importancia patrimonial, antropológica, económica, social y cultural de las vías pecuarias, la actividad trashumante y el comercio de la lana en este territorio.